Comenzaban los actos del 20º aniversario de El Reguero, que se iban a extender durante un año… El 19 de julio a mediodía arrancaba el campamento número 20, con 90 acampados y 18 monitores. Suponía la vuelta a casa de D. Esteban y D. José Benito, que, junto a D. Juan Carlos los primeros días, acompañaron el Campamento. Al frente de la aventura, Juan, que asume la dirección por cuarta vez, junto con Lucas Ferrando, Raquel Lucea y Ana de Tomás.
Fue el campamento que se reencontró consigo mismo y con su historia: los cantos, la dinámica de la Escuela, la alegría y el trabajo bien hecho hacen de esta edición una de las mejores de su historia. Tres noches marcan este Reguero: la de investidura, que entregó pañoletas de honor; la presencia de Jesús Eucaristía una noche en la Capilla junto a los monitores, y la Peña de la Cruz, que recuperó todas sus esencias cantando a Dios y su Creación.
El domingo de las familias, después de reunir a todas jugando juntas delante de la casa como antes, bajo los árboles del comedor se reencontraron algunos de los primeros monitores (Álvaro Rivas, David Mateos, Esteban…), junto con otros históricos (Jotabé, Borja, Gerardo) y otros más jóvenes (Puma, Sara, María…). Compartieron un rato de recuerdos, de oración y de soñar algún proyecto juntos…
Ese año Leo había perdido un libro que era un tesoro de la familia. Juntos recorrimos las grandes obras de la literatura, conocimos a los Grimm y los mosqueteros, a Phileas Fogg y el Lazarillo y perseguimos a Moby Dick.
Una noche Quijote y Sancho nos enseñaron a soñar nuestra vocación y el libro, que contenía todas las historias de El Reguero, apareció bajo El Árbol de La U…
Una noche Quijote y Sancho nos enseñaron a soñar nuestra vocación y el libro, que contenía todas las historias de El Reguero, apareció bajo El Árbol de La U…
Las camisetas, moradas, con el logo de los 20 años, y el himno, de Vocare, que hizo resonar nuestros corazones como una promesa: “Seguimos adelante pase lo que pase, sin batallas, con palabras, con historias que contar…”